lunes, 19 de septiembre de 2011

HOMOSEXUAL O GAY


Uno es más funcional a la retórica científica. El otro está más cerca de las expresiones culturales. No obstante su origen, “homosexual” y “gay” son los términos que más se han empleado históricamente en los discursos formales para aludir a las personas que expresan su atracción por el mismo sexo. ¿Cuál es la historia de cada uno? ¿Por qué preferimos “gay” a “homosexual”?


“homosexual”
Parece que el término “homosexual” irrumpió en el siglo XIX y no paró de hacer de las suyas hasta nuestros días. Algunos le atribuyen a los victorianos de Inglaterra su primer uso, que básicamente viene a ser la descripción de la atracción por el mismo sexo, pero acompañada de algunos juicios de valor, tales como “inmoral”, “loco”, “enfermo” y demás menesteres.

Otros localizan su nacimiento en la Alemania de 1849, con una connotación más clínica, pero no por ello más favorable. Así, la homosexualidad era considerada un trastorno mental y el mismo Freud la caracterizaba como el resultado de un conflicto durante el desarrollo de la identidad sexual, en el que el varón se identificaba con el sexo femenino y empezaba a sentir atracción por otros hombres “muy” masculinos (¿será que a Sigmund le gustaban así?).

Ya sea desde Inglaterra o desde Alemania, la cuestión es que no tuvimos la mejor prensa y la homosexualidad pasó a formar parte de las enfermedades incluidas en el Manual de Diagnóstico y Estadísticas de los Trastornos Mentales (DSM), hasta 1973, cuando la Asociación Americana de Psiquiatría (APA) decidió eliminarla y exhortó a rechazar toda legislación o medida discriminatoria contra gays y lesbianas. Sin embargo, no fue hasta 1990 que la Organización Mundial de la Salud (OMS) hizo lo propio, retirando la homosexualidad de su lista de enfermedades mentales.

En la actualidad, son los sectores más conservadores (ya sean políticos o religiosos) los que prefieren emplear “homosexual”, aprovechando ese residuo victoriano y psiquiátrico del término. También puede leerse en algunos estudios estadísticos, como los desarrollados en epidemiología para monitorear la evolución del VIH/SIDA y otras enfermedades de transmisión sexual.

 “gay”
Contrariamente a lo que se suele suponer, el origen de la palabra “gay” es más antiguo que el de “homosexual”. Hay varias teorías al respecto. Se dice que proviene del vocablo provenzal “gai” (en castellano gayo) y significa alegre o pícaro. También se dice que deriva del francés “gai”, que a su vez es una evolución del latín “gaius”, y que quiere decir despreocupado, alegre y contento. Y hay quien apuesta por el latín “gaudium”, que quiere decir “gozo”.

Como sea, alrededor del año 1500, la Casa de los Borbón, que gobernó Francia y España por alrededor de 200 años, desarrolló un gusto particular, sobre todo en Francia, por el lujo excesivo, la ostentación, el amaneramiento y los buenos modales (¡muy “vogue”!). De ahí que sus eternos rivales, los ingleses, los tildaran de alegres y muy femeninos. En síntesis: muy “gays”. Tiempo después, en la Inglaterra victoriana (¡cuándo no!), el término gay comenzó a utilizarse para referirse a los hombres que ejercían la prostitución homosexual, por el modo alegre en que vivían y la forma en que se vestían.

Ya para los años setenta, cuando las minorías sexuales comenzamos a hacernos oír en la sociedad, preferimos llamarnos “gays” para evitar ser etiquetados como enfermos mentales o emocionales, y para expresar que estamos contentos con nuestra sexualidad.  En Estados Unidos, el término “gay” se utilizó públicamente como sinónimo de homosexualidad, por primera vez, en la película “La adorable revoltosa”, una comedia de 1938, protagonizada por Katharine Hepburn y Cary Grant.

Hoy en día, el término “gay” se emplea, sobre todo en los países de habla inglesa, y especialmente en Estados Unidos, para describir tanto a los hombres gays como a las mujeres lesbianas. Sin embargo, en países de habla hispana, “gay” se prefiere para aludir casi exclusivamente al género masculino, sin aplicar a los demás miembros de la comunidad LGBT.