“Lo que querían era verse la polla los unos a los
otros. Porque están tan reprimidos que no pueden reconocer en alto su parte
homosexual. Porque no pueden reconocer que les encanta ver a otro hombre
excitado, teniendo sexo, teniendo un orgasmo”.
“Los budsexers son
tan homófobos porque todo lo que les suene a homosexual les
da pánico. Por eso se inventan ese extraño juego de “tengo
sexo con hombres, pero en realidad no es sexo“.
Son machistas porque desprecian lo que
entienden como femenino: a los homosexuales que no se avergüenzan de serlo y a
las mujeres”.
¿PERO SON TODOS LOS BUDSEXERS HOMOSEXUALES
REPRIMIDOS?
Sería un error etiquetarlo únicamente así. Habrá de todo, aunque quienes lo
practican huyen de esta definición. Es curioso ver como a pesar de
mantener sexo con otros hombres rechazan fuertemente los comportamientos
gais.
Judith Butler publicó
acerca del Bud Sex que “las relaciones sexuales son actos
tremendamente complejos en los que, a menudo, se manifiestan sensaciones como
la atracción o la repulsión, llegándose a veces a dar el caso de que el
asco, el deseo y el miedo se entremezclan en un mismo encuentro
carnal, pudiendo ser este el caso de muchos budsexers“.
EL PERFIL DE LOS BUDSEXERS
El célebre sexólogo americano Joe Kort clasificó
los practicantes de Bud Sex o Sexo entre Colegas en
los siguientes perfiles: víctimas de abuso sexual en la infancia,
trabajadores sexuales, hombres que desean experimentar su sexualidad,
primerizos, pérdida o abandono de la figura paterna, hombres atraídos
sexualmente por hombres, pero emocional y románticamente por mujeres,
narcicistas, adictos sexuales, complacientes fantasiosos, exhibicionistas u
hombres con necesidades sexuales como en la cárcel.
Un estudio de la Universidad de Oregón también
analizó este tipo de relaciones y encontró patrones comunes de comportamiento. Quienes
lo practican ven el Bud Sex como un juego esporádico,
un entretenimiento, una diversión o un pasatiempo. Evitan los besos y
cualquier demostración de afecto o posible connotación emocional. Son
desahogos ocasionales que no suelen
practicarse con regularidad pautada, se satisface el deseo cuando existe
la oportunidad. Muchas de estas prácticas se realizan bajo los
efectos del alcohol o drogas.
La célebre escena de Torrente “Nos
hacemos unas pajillas. Sin mariconadas, ¿eh?” es el claro ejemplo de
la homofobia que se oculta tras el Bud Sex…
También conocida como identidad genérica es la forma
en cómo se identifica la persona, si como hombre o como mujer, la forma en que
se reconoce a sí misma, basando su conducta y su forma de ser y pensar a ese
género con el que se siente identificada, todo esto va indistintamente de su
sexo, orientación sexual, edad, nivel socio-económico, etc. Es la conciencia de
la persona de sentir pertenencia al sexo masculino o femenino. Una persona
puede sentir una identidad de género distinta de sus características
fisiológicas innatas.
Es importante destacar el hecho de que la identidad de
género es diferente de la expresión de género. Una persona, sea cis o trans,
puede tener una expresión neutra, masculina, femenina o mezclada (lo que
también se conoce como “genderfuck” o “jodegéneros”) ya sea en su forma de
vestir o en su carácter, y esto no tiene ninguna relación con su identidad ni
la invalida en ningún caso. Existen mujeres cis masculinas, hombres cis
femeninos, y asimismo existen, por ejemplo, neutres de expresión masculina,
andrógines femenines, personas fluidas que raramente cambian su aspecto
externo, y nada de esto contradice ni invalida su identidad.
Por ello es importante no asumir nunca que sabemos el
género de una persona a menos que esta nos lo diga, y siempre respetar la
elección de pronombres (ella/elle/él) con que quiere que le nombremos.
La identidad de género es la sexualidad con el cual
una persona se identifica psicológicamente o con el cual se define a sí mismo.
La identificación de género como un derecho promueve la diversidad sexual y un
desarrollo sexual saludable.
Identidad deriva del latín identitas que se refiere a
lo igual a sí mismo y género indica una clase, por lo tanto, la identidad de
género puede definirse como "la clasificación personal sobre la propia
sexualidad".
IDENTIDADES DE GÉNERO:
• CISGÉNERO: Persona que se identifica con el mismo
género que le asignaron al nacer.
• CISSEXUAL: Usado como sinónimo de cisgénero, se usa
en ámbitos médicos preferentemente.
• TRANSGÉNERO: Persona que se identifica con otro
género distinto del que le asignaron al nacer. En muchos casos una persona
transgénero siente malestar (denominado disforia de género) hacia las
características sexuadas de su cuerpo (disforia física) o debido a que le
perciben como un género distinto al suyo (disforia social). Las personas
transgénero pueden ser mujeres, hombres o no binarias (queergénero o
cuirgénero).
• TRANSEXUAL: Término médico para las personas que
desean modificar su cuerpo para conseguir una imagen con la que se sientan más
cómodas (o aliviar un malestar, la disforia).
• CUIRGÉNERO/QUEERGÉNERO: Sólo para trans AHAN.
Persona transgénero que se identifica con una identidad que no pertenece al
binario hombre/mujer. Dentro de esta definición existen numerosísimas
identidades de género. Se trata, por tanto, de un término “paraguas”.
• TERCER GÉNERO: Identidad distinta a hombre o mujer.
Este término pertenece a culturas no occidentales ni blancas, y no debe usarse
en Occidente puesto que es un concepto distinto de nuestras categorías de
género y el acto de apropiárselo constituye una forma de racismo. Existen
numerosas formas de tercer género en culturas indígenas a lo largo de todo el
mundo.
• AGÉNERO: Persona que no se identifica con ninguna
identidad de género, y que, por tanto, se considera fuera de la clasificación
de género en su totalidad.
• GÉNERO NEUTRO (NEUTRE): Persona cuya identidad es
neutra, es decir, considera que tiene un género y que su género está fuera del
binario pero tampoco se identifica con identidades que muestran afinidad a
roles femeninos o masculinos.
• INTERGÉNERO: Persona intersexual cuya identidad se
sitúa en un punto medio entre dos géneros, usualmente los binarios. Esta
identidad pertenece únicamente a personas intersexuales, no debe utilizarse por
parte del resto.
• ANDRÓGINO/E: Persona cuya identidad es una mezcla en
distintos grados entre mujer y hombre. También se puede usar como sinónimo
ginoandros.
• BIGÉNERO: Persona que se identifica con dos géneros
a la vez o de manera alternada.
• GÉNERO FLUIDO: Persona cuya identidad de género
fluye a lo largo del espectro de género, entre dos o más géneros. Una persona
fluida puede sentir cambios en su identidad que siguen ciclos más o menos
largos, de años, meses, semanas o dentro del mismo día.
•POLIGÉNERO/MULTIGÉNERO: Persona con más de dos
identidades de género.
• PANGÉNERO: Persona cuya identidad es inclusiva,
perteneciente a todos los géneros. Este término se considera racista (para
todas las personas, no solo las blancas) ya que no puedes apropiarte de géneros
de culturas a las que no perteneces.
• SEMIMUJER/SEMIHOMBRE: Persona que se identifica de
forma parcial con uno de los géneros binarios. Por ejemplo, un semihombre
siente identificación hacia partes de la identidad “hombre”, pero no siente una
identificación al 100%.
El tema de la identidad de género desarma la visión
del binomio del sexo, o sea, que género se restrinja solo a lo femenino y a lo
masculino, para así aceptar otros tipos de identidad sexual como, por ejemplo,
las diversidades sexuales que representa
el movimiento LGBT, siglas para lesbianas, gays, bisexuales y transgéneros.
La identidad de género es considerado un Derecho
Humano fundamental siendo que defiende la libertad sin distinción de nuestras
diferencias como, por ejemplo, el derecho a la no discriminación ni a la
violencia por la orientación o identidad sexual de un individuo.
La identidad de género se diferencia del sexo, puesto
que, la identidad implica factores culturales y sociales mientras que el sexo
se refiere específicamente a la división biológica hombre-mujer.
La antropóloga Marcela Lagarde enuncia que “El género está
presente en el mundo, en las sociedades, en los sujetos sociales, en sus
relaciones, en la política y en la cultura. El género es la categoría
correspondiente al orden sociocultural configurado sobre la base de la
sexualidad: la sexualidad a su vez definida y significada históricamente por el
orden genérico.”
Por tanto, el género es una construcción social que asigna
de manera diferencial a hombres y mujeres una serie de roles y determina cómo
deben ser las relaciones entre ellos, nos enseña cómo ser y cómo comportarnos
para cumplir con las expectativas impuestas durante el proceso de
socialización.
Todo ello se concreta en una serie de mandatos que
interiorizamos y hacemos nuestros, nos impiden transgredir los modelos
hegemónicos de masculinidad y feminidad, se traducen en pensamientos, emociones
y conductas que alimentan el orden social. Si incumplimos estos mandatos nos
enfrentamos a la crítica social, la culpa y la vergüenza.
¿CÓMO NOS AFECTAN ESTOS MANDATOS A LAS MUJERES?
Dificultan la construcción de una verdadera autonomía
personal. Es frecuente escuchar a mujeres de edad avanzada que se sienten
tremendamente solas, ver cómo reprochan a sus hijas/os o nietos/as que no las
atienden como necesitarían. Estas mujeres se han entregado por completo a su
familia, a su “deber” de madre y esposa, no han construido un proyecto de vida
propio, una identidad diferenciada de sus roles, y, cuando estas tareas de
cuidado ya no son necesarias, muchas mujeres se encuentran perdidas y
confundidas llegando a preguntarse ¿quién soy yo y qué he hecho con mi vida?
Afectan negativamente a la autoestima. Si desde pequeñas nos
dicen que las mujeres tenemos que ser guapas para conseguir éxito en la vida,
y, a la vez, nos bombardean con intensas campañas publicitarias que muestran un
ideal de belleza inalcanzable, no es de extrañar que nos comparemos, nos
sintamos viejas, gordas y feas y pensemos que no tenemos valor como personas
porque no nos enseñan a valorarnos de una forma objetiva y realista. Como dice
Beatriz Gimeno “Una mujer que no se gusta a sí misma no puede ser libre, y el
sistema se ha preocupado de que las mujeres no lleguen a gustarse nunca”.
Fomentan la construcción de relaciones desequilibradas. Aún
hoy, en una época en la que se ha avanzado tanto en materia de igualdad, las
cualidades más valoradas en las mujeres son la belleza y la abnegación,
mientras que en los hombres son la fuerza y la capacidad de liderazgo.
Partiendo de esa base, hombres y mujeres potenciamos distintas capacidades que
sitúan a las mujeres en una posición de subordinación en la pareja y que está
en la base de las relaciones de violencia de género.
Generan la aparición de emociones negativas que nos causan
malestar. El miedo, la vergüenza, la culpa, son emociones centrales en la vida
de muchas mujeres. Nos enseñan que estamos indefensas y que tenemos que volver
acompañadas a casa, teniendo mucho cuidado e intentando pasar desapercibidas
para que no nos ocurra nada malo, y esto, da miedo. Aprendemos desde pequeñas
cómo tenemos que ser para que nos quieran, nos acepten, que debemos pensar en
el bienestar de los demás, que es egoísta satisfacer nuestras propias
necesidades….y, cuando no cumplimos, nos sentimos culpables. Las mujeres nos
avergonzamos cuando sufrimos violencia sexual, muchas veces lo tapamos, no lo
denunciamos, porque nos consideramos responsables de haber provocado esa
respuesta.
No potencian una vida sexual satisfactoria y libre. Gran
cantidad de mujeres son incapaces de disociar la afectividad de la sexualidad,
no se fomenta que tomen la iniciativa y expresen libremente su deseo porque aún
sigue estando mal visto, suelen adoptar un rol más pasivo y complaciente en sus
relaciones sexuales lo que, en muchas ocasiones, las impide disfrutar
libremente de su cuerpo y su sexualidad.
Afectan negativamente a nuestra salud integral. La salud física
y mental de las mujeres se ve afectada por condicionantes como la doble
jornada, niveles de vida inferiores, mayor desempleo, desigual distribución del
trabajo doméstico, rol de cuidadoras que les lleva a encargarse de los demás y
descuidar su bienestar etc… Además, muchas veces, las mujeres acuden a
consultas de atención primaria expresando este malestar a través de diferentes
dolencias físicas, lo que “solucionan” pautando psicofármacos que les impiden
centrarse realmente en la causa de ese malestar y por lo tanto eliminarla.
Estos mandatos de género son transmitidos durante el proceso
de socialización, a través de la educación recibida, por tanto son aprendidos y
pueden y deben ser deconstruidos. Para conseguirlo, tenemos primero que
visibilizarlos, darnos cuenta del daño que causan en todas las esferas de la
vida de las mujeres y empezar a educar en igualdad.
La orientación sexual, tendencia sexual o inclinación
sexual se refiere a un patrón de atracción sexual, erótica, emocional o amorosa
a determinado grupo de personas definidas por su sexo.
La orientación sexual y su estudio, pueden ser
divididos en cuatro principales partes, siendo la heterosexualidad (atracción
hacia personas del sexo opuesto), la homosexualidad (atracción hacia personas
del mismo sexo), la bisexualidad (atracción hacia personas de ambos sexos) y la
asexualidad (no hay atracción sexual).
El comportamiento sexual humano, la identidad de
género y la identidad sexual son términos relacionados con la orientación
sexual, ya que psicológicamente conforman la percepción sexual en una persona.
La preferencia sexual sugiere un grado de elección,
que determina la vida sexual de una persona al establecer un género como objeto
de deseo, por lo que es incorrecto utilizar el término para referirse a la
orientación sexual de una persona.
La concordancia o discordancia se refiere a la
relación o similaridad entre preferencia sexual y la orientación sexual. Se
aplica el término concordancia a una persona cuyas preferencias sexuales
coinciden con su orientación sexual (por ejemplo: un varón declarado homosexual
que sostiene relaciones sexuales con personas del género masculino), mientras
que discordancia se refiere a la diferencia entre la preferencia sexual y la
orientación sexual (por ejemplo: una mujer declarada heterosexual que siente atracción
sexual a personas del género femenino, que sostiene relaciones sexuales con
personas del género masculino y que prefiere ser llamada heterosexual).
La sexualidad es una invariante histórica, ha existido siempre. En cambio, su interpretación por parte de las diferentes civilizaciones ha ido cambiando a lo largo de la historia, encontrando diversas maneras de vivir el sexo y tratar la sexualidad. Tomando como referencia los inicios de nuestra propia civilización, observamos que Grecia fue una sociedad permisiva; la homosexualidad era completamente normal; personalidades importantes eran homosexuales y no lo ocultaban; Los héroes de la guerra de Troya, Aquiles y Patroclo, eran homosexuales; Platón trata en su filosofía el tema de la homosexualidad e indudablemente, él era homosexual. Los varones libres de la sociedad grecorromana, únicos ciudadanos por ley, ejercían su masculinidad siendo sujetos activos. El objeto de deseo tenia que ser deseable y deseable es lo que es bello. De este modo, sus objetos de placer eran mujeres, muchachos y esclavos, todos sexualmente pasivos para con el hombre. Los griegos eran bisexuales desde nuestro punto de vista, pero no desde el suyo. Ellos no etiquetaban su sexualidad, simplemente la vivían.
Y llegó el Cristianismo y su moralina. Destruyeron, quemaron y en el mejor de los casos, versionearon a su interés toda la cultura grecorromana; lo griego y lo romano se convierte en blasfemia, y se entretienen cambiando nombres, adaptando mitos y leyendas y por supuesto, censurando todo el contenido sexual. Y esta actitud llega hasta nuestros dias, pasando por supuesto por la Colonización Europea de América. Cuando el hombre blanco europeo se encontró con los Nativos Americanos, fue totalmente incapaz de comprender su cultura indígena o respetar su forma de vida. En lugar de valorar y contrastar las diferencias con honestidad trató a los indios como salvajes menospreciando y burlándose de todo lo relativo a ellos. Nadie ignora hoy en día que se les masacró durante siglos hasta acabar convirtiendo a la fuerza a los del sur en cristianos fieles y aislando a los del norte en las famosas reservas. Pero pocos conocen la magnitud de semejante genocidio: de una población de 12 millones en 1500 a apenas 237,000 en 1900. Si el hombre europeo odiaba con pasión a los hombres indígenas, ¿qué sentiría por los que bajo su punto de vista, también eran homosexuales?
Personas Dos Espíritus
En la cultura milenaria Nativo Americana, las personas podían mostrar un interés desde temprana edad por roles a la vez masculinos y femeninos. Los adultos de la tribu notarían esta tendencia en los niños y les apoyarían en el desarrollo de esta personalidad dual hasta la edad adulta, en la que se convertirían en respetados y admirados por la comunidad, que a la vez esperaba que al menos hubiese una persona semejante en cada generación. La naturaleza espiritual de esta cultura ha interpretado estos individuos como ocupados por dos espíritus, implicando que un espíritu masculino y otro femenino conviven en el mismo cuerpo. Antes del término dos-espíritus, los antropólogos solian utilizar el más antiguo “berdache“, pero esta etiqueta era frecuentemente rechazada por inapropiada y ofensiva por los Indígenas. La razón se encontraba obviamente en su etimología peyorativa, al ser un préstamo del francés bardache vía el español bardaxa o bardaje/bardaja vía el italiano bardasso o berdasia vía el árabe bardaj, que significa “chico mantenido; prostituto” del persa bardaj. En la actualidad, ha sido ampliamente sustituido por dos espíritus. Dos espíritus se originó en Winnipeg, Canadá, en 1990, durante la tercera conferencia intertribal anual de amerindios y de las naciones originarias LGBT. Es un calco de la frase ojibwa niizh manidoowag que significa dos-espíritus. Fue elegida para distanciar a los pueblos amerindios y de las naciones originarias de las palabras “berdache” y “gay”.
En algunas tribus los dos-espíritus con cuerpos masculinos tuvieron papeles activos como el manejo y entierro de los difuntos o enfermeros durante expediciones de guerra; los dos-espíritus con cuerpos femeninos tomaron típicamente papeles como jefas, consejeras, cazadoras o guerreras. En ambos casos a los dos-espíritus se les otorgaba fuertes poderes místicos, actuando como curanderos y chamanes de la comunidad. Las personas heterosexuales o de un genero definido, podrían emparejarse con los dos-espíritus de su mismo sexo sin ser esta una conducta homosexual, puesto que se sentirían atraídos por la parte femenina o la masculina.
Existen numerosos términos indígenas para referirse a estos individuos en los diversos idiomas amerindios, puesto que la diversidad de género amerindia fue una institución fundamental en muchos pueblos tribales. Se han documentado personas dos espíritus, en más de 130 tribus amerindias, en cada región del continente y en cada tipo de cultura nativa. Los Diné o Navajos son la nación indígena estadounidense más numerosa. En esta comunidad, como en casi todas, hay cuatro géneros: masculino, femenino, dos-espiritus masculino y dos-espíritus femenino; algunas culturas indígenas reconocen incluso más.
La misoginia es un concepto que sirve para referirse
al odio, más o menos disimulado, hacia las mujeres y las niñas.
Hay que tener en cuenta que la misoginia solo es una
idea que describe conductas reales de personas reales, y por lo tanto solo
existe a través de los actos de ciertas personas.
CARACTERÍSTICAS Y ACTITUDES DE LAS PERSONAS MISÓGINAS
Reconocer a las personas misóginas es necesario para
poder relativizar su conducta y para educar en el respeto a todas las personas,
independientemente de sus características físicas.
A continuación puedes ver cuáles son las
principales características, actitudes y propensiones de los individuos misóginos.
1. COSIFICACIÓN DEL CUERPO DE LA MUJER.
Percibir a las mujeres como objetos es una de las
principales características de las personas misóginas. La cosificación hace
que, por un lado, se considere a la mujer como un objeto usado para obtener
placer y para criar, y por el otro, se le resta valor como ser humano, haciendo
que a los ojos de las personas misóginas la mujer solo valga a causa de sus
"funciones" y no por su condición humana.
Cabe destacar que cosificar no es reconocer el atractivo físico de una persona, sino reducir toda su
identidad a propiedades estéticas o funcionales, tal y como se haría con
cualquier herramienta del hogar.
2. PURITANISMO SELECTIVO.
Otra de las características de las personas misóginas
es su tendencia a utilizar de manera selectiva una moral parecida a la
puritana en lo que respecta a la sexualidad; concretamente, la aplican solo a
la hora de juzgar el comportamiento de las mujeres. Es por eso que denigran a
la mujer que visten o actúan de un modo que se consideran provocativo, mientras
que hacen caso omiso de este fenómeno en el caso de los hombres.
La lógica que hay detrás de este tipo de pensamientos
es simple: como el valor de la mujer está relacionado básicamente con lo
estético y por su capacidad para dar descendencia, todo lo que pueda
interpretarse como una tendencia a "compartir" estas dos cualidades
con alguien que no sea la pareja diluye el valor de la que lo hace. El hombre,
sin embargo, tiene valor más allá de su aspecto y de su papel reproductor, por
lo que no pasa nada si expresa su sexualidad de manera más o menos visible.
3. TENDENCIA A ANIMAR A OTRAS PERSONAS PARA QUE
COSIFIQUEN
La misoginia no es algo que se acostumbre a vivir de
manera aislada, sino que está ligada a un modo de ver las cosas que se
intenta compartir con los demás. Eso hace, por ejemplo, que en las personas
misóginas sea habitual animar a otras personas a hacer comentarios despectivos
o desagradables sobre desconocidas que pasan cerca.
4. USO DE LA VIOLENCIA MACHISTA
El uso de la violencia machista, sea física, verbal o
simbólica, es la manifestación más evidente de misoginia. Este tipo
de violencia se dirige hacia las mujeres de manera sistemática por el
hecho de serlo, y es uno de los principales motivos por los que el feminismo
reivindica la necesidad de garantizar los derechos de las mujeres.
5. CRIMINALIZACIÓN SISTEMÁTICA DE LAS VÍCTIMAS DE
VIOLENCIA MACHISTA
Las personas misóginas tienden a buscar la responsabilidad
de la violencia machista en las víctimas. Entienden que estos episodios de
agresión se deben a que la mujer no va con el suficiente cuidado o provoca a
los demás con su manera de vestir, o bien, simplemente, se da por supuesto que
las acusaciones de violencia son falsas sin disponer de pruebas consistentes
que sugieran esa posibilidad.
De este modo, se consigue un doble objetivo. Por un
lado, se oculta la violencia hacia las mujeres, y por el otro, se legitima
el poder que se tiene sobre el cuerpo de estas, al defender la idea de que
deben adaptarse a unos roles de género muy definidos.
6. MARGINACIÓN DE LA MUJER
No resulta extraño que las personas misóginas tiendan
a rechazar la idea de relacionarse con mujeres más allá del ámbito profesional
o de las transacciones económicas. En la actualidad incluso hay un movimiento
llamado Men
Go Their Own Way en el que se reivindica un estilo de vida
alejado de las mujeres y del matrimonio tradicional.
7. TENDENCIAS AUTORITARIAS CON MUJERES
Siempre que existe la posibilidad de imponer la propia
voluntad a una mujer, las personas misóginas lo hacen. Esto no significa que
utilicen la fuerza; simplemente pueden realizar peticiones caprichosas o
absurdas por el simple placer de ver cómo esta obedece. De algún modo, se saca
provecho de contextos en los que el hombre tiene poder sobre la mujer (como por
ejemplo, en el trabajo) para utilizarlo mucho más allá de lo que es
justificable. Del mismo modo, se actúa como si existiese un acuerdo tácito
según el cual la mujer obedece, incluso en contextos informales en los que no
hay un cargo superior y otro inferior.
8. RECHAZO AL LIDERAZGO FEMENINO
Bajo el influjo de la misoginia, el liderazgo
femenino, o todo lo que implique darle visibilidad a la mujer más allá de
sus roles tradicionales, es visto con malos ojos. Esto se puede plasmar tanto
en el entorno empresarial y organizacional como, por ejemplo, en la crítica de
las obras de ficción. El año pasado, por ejemplo, hubo
cierta polémica cuando parte de la comunidad de Internet llamó al
boicot de la película Mad Max: Fury Road por darle el protagonismo y el rol de
héroe a un personaje interpretado por Charlize Theron.
De este modo, se defiende una visión tradicional de
las cosas en las que las decisiones más relevantes siempre son tomadas por los
hombres, y los intentos de cambiar esto son vistos como intentos estridentes de
llamar la atención.
9. TENDENCIA A RELACIONAR LAS FORMAS BAJAS DE CULTURA
CON LO FEMENINO.
Otra característica de las personas misóginas es la
propensión a considerar que las mujeres consumen formas menores de cultura:
malas novelas, malos programas de televisión, malas canciones, etc. Esta mirada
crítica sobre lo que consumen la mayoría de las mujeres no se aplica a la hora
de analizar las formas de cultura que consumen masivamente los hombres.
EL NUEVO TÉRMINO QUE USAN LOS HETEROS PARA
TENER SEXO ENTRE ELLOS
Cada vez más existe una gran cantidad de hombres que
tienen sexo con otros hombres y que no se identifican como gays ni como
bisexuales. Se trata de quienes viven estilos de vida heterosexuales y
masculinos: tienen esposas, hijos y siguen las normas tradicionales del género.
No obstante, se involucran sexual y afectivamente con otros hombres a través de
rituales que reafirman su masculinidad y niegan de manera social alguna identidad
con respecto a sus prácticas sexuales.
Una investigación, publicada en la
revista sociológica Gender and Society y elaborada por Tony Silva, investigador
de la Universidad de Oregon, encontró que un alto número de hombres que se
identifican como heterosexuales utilizan términos para describir y justificar
afectos homosexuales.
La investigación constó de una serie de entrevistas
realizadas a un grupo de hombres que estaban en una edad promedio de 50 años y
que vivían en zonas rurales de Idaho, Illinois, Missouri, Oregon y Washington,
sitios conocidos por su “conservadurismo social y las poblaciones blancas
predominantes”, según señala la investigación. Entre los términos que estos
hombres usaban para describir actos sexuales que no eran “completamente heterosexuales”
se encuentran: “dude sex” (que hace referencia al sexo entre hombres blancos
que se consideran “hermanos” en contextos urbanos y militares); y
heteroflexible (describe encuentros sexuales entre hombres que se identifican
como heterosexuales).
Particularmente, se encontró el hallazgo de un nuevo
término “bud-sex”, un tipo de encuentro que funciona para que los “amigos”
heterosexuales se auxilien para liberar su deseo sexual. Para el investigador,
el uso de estas palabras, específicamente este último término, tiene una
función específica: reafirmar la heterosexualidad de quienes participan en este
tipo de encuentros enmarcando su actividad sexual en una “ayuda” entre
compañeros para “aliviarse”, o como un tipo de “relación sexual sin atracción
sexual”.
La investigación insiste en que estos hombres recontextualizan sus
encuentros sexuales con personas del mismos sexo para afirmar y reafirmar su
propia identidad heterosexual. De forma predominante, estos hombres realizan
este tipo de actividades con otros hombres que se identifican como
heterosexuales y que no se comportan de manera “afeminada”. De esta forma, los
involucrados pueden hablar sobre mujeres y evitar “enredos románticos” sobre su
situación.
El informe no solicitó a los participantes explicar cómo es posible
tener sexo con hombres sin identificarse como gays; asimismo, la muestra no es
demasiada representativa como para hacer una afirmación general acerca de la
identidad sexual. Sin embargo, Silva señala que la tendencia de estos hombres a
renegar de sus actividades homoeróticas como una identidad sexual o como una
orientación sexual tiene que ver con el “heterosexismo internalizado” y con el
aprovechamiento y disfrute de la cultura y los privilegios heterosexuales.
FUENTE http://desastre.mx . Read more at
http://desastre.mx/internacional/tener-sexo-con-otros-hombres-no-te-hace-gay-o-bisexual-solo-mas-heterosexual/
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